Chocolate semiamargo y queso parmesano

Un maridaje inesperado que desafía las reglas y sorprende al paladar

Cuando se piensa en maridajes con chocolate, pocos imaginarían al queso parmesano como acompañante. Sin embargo, esta combinación poco convencional ha ganado popularidad entre chefs y sommeliers por una razón simple: funciona. Y no solo funciona, sino que rompe esquemas y abre una nueva dimensión sensorial.

En este artículo exploramos por qué estos dos ingredientes tan distintos se potencian, cómo combinarlos correctamente y en qué contextos lucen mejor.


¿Qué tienen en común?

Aunque a primera vista parezcan opuestos, el chocolate semiamargo y el queso parmesano comparten algunas características esenciales que explican su compatibilidad:

  • Umami: ambos contienen compuestos que activan la quinta dimensión del gusto, generando una sensación sabrosa, intensa y redonda.
  • Maduración compleja: el chocolate semiamargo proviene de granos fermentados y tostados; el parmesano es un queso curado entre 12 y 36 meses.
  • Textura firme y grasa natural: la interacción entre la manteca de cacao y la grasa del parmesano genera una fusión untuosa y sorprendentemente suave.

¿Qué tipo de parmesano es ideal?

Para este maridaje, lo mejor es utilizar un queso parmesano auténtico y maduro:

  • Parmigiano Reggiano DOP o Grana Padano de al menos 18 meses de curación.
  • Debe tener cristales visibles (tirosina), textura ligeramente granulada y aroma a frutos secos y leche cocida.
  • Evitá versiones industriales, muy saladas o demasiado blandas.

¿Cómo combinarlos?

1. En tabla de cata:

  • Cortá el parmesano en escamas finas o pequeños cubos.
  • Serví con cuadraditos de chocolate semiamargo de 65% a 70%.
  • Alterná mordidas de uno y otro, o probá una pequeña cantidad juntos.

2. En postres salados-gourmet:

  • Usá parmesano rallado en láminas sobre una ganache de chocolate.
  • Rellená bombones con reducción de parmesano y chocolate negro.

3. En snacks gourmet:

  • Fundí chocolate semiamargo y vertelo en moldes pequeños.
  • Añadí un copo de parmesano rallado encima antes de enfriar.

¿Qué sensaciones se generan?

  • Contraste dulce-salado: la salinidad del queso resalta la dulzura natural del chocolate.
  • Explosión de umami: la fusión genera una redondez inesperada, sabrosa y persistente.
  • Textura cremosa: la grasa del queso suaviza el amargor del cacao y prolonga el sabor.

Es un maridaje que no busca ser «fácil», sino provocador y memorable.


Bebidas que acompañan

  • Vino tinto con cuerpo (Malbec, Syrah, Barolo)
  • Porto seco o medio seco
  • Cerveza negra (stout o porter)
  • Whisky suave
  • Vermut artesanal con piel de naranja

Qué evitar

  • Parmesanos muy jóvenes: tienen poco sabor y dominan con sal.
  • Chocolates con leche o muy dulces: pierden la tensión que hace único este maridaje.
  • Acompañamientos frutales: mejor ir hacia lo seco, lo tostado y lo especiado.

El maridaje entre chocolate semiamargo y queso parmesano no es para todos los paladares… pero a quien se atreve, le revela una combinación sofisticada, atrevida y deliciosa. Es un juego de contrastes con un final untuoso y largo, ideal para sorprender en una tabla gourmet, un menú de degustación o una cata entre curiosos.