Mar del Plata no solo es la ciudad balnearia más emblemática de Argentina, también es un punto fundamental en la historia y evolución del café nacional. Hogar de Cabrales, una de las marcas más reconocidas y tradicionales del país, la ciudad supo construir una identidad cafetera propia, que hoy convive entre lo clásico y lo moderno.
Cabrales, fundada en 1941, fue mucho más que una empresa tostadora: se convirtió en sinónimo de café para varias generaciones. Desde su planta ubicada en el puerto marplatense, esta marca supo posicionarse como referencia en hogares, bares y restaurantes de todo el país. Su característico café fuerte y su diseño de lata metálica marcaron una época. Incluso hoy, su lema “Lo mejor del café” es parte de la memoria colectiva argentina.
Pero en las últimas décadas, Mar del Plata comenzó a vivir una transformación cafetera profunda. A la tradición de Cabrales se le sumaron nuevas cafeterías, tostadores independientes y baristas formados, que trajeron consigo el espíritu del café de especialidad y métodos alternativos.
En barrios como Güemes, Playa Grande, el centro o la zona de Constitución, aparecieron proyectos como La Tienda Café, Lutecia, De las Rosas, Oh My Coffee, Itaca, Mooi, La FOnde D Oro, Tostado Especialidad, entre muchos otros. Estos espacios combinan diseño, brunch, pastelería casera y, sobre todo, café de alta calidad, con orígenes trazables, tuestes específicos y atención personalizada.
Además, la ciudad cuenta con formaciones de barismo, catas abiertas, tostadores artesanales y un público cada vez más informado. Algunos de estos emprendimientos incluso trabajan con café verde importado directamente o con marcas nacionales de tostadores independientes.
Mar del Plata también mantiene vivo el espíritu de los bares tradicionales. Cafeterías con vista al mar, confiterías del centro y bares de hotel siguen ofreciendo café al estilo clásico, con leche espumosa, medialunas recién horneadas y mozos de toda la vida.
Hoy, la ciudad combina historia, presente y futuro del café argentino. Se puede tomar un Cabrales en taza de loza o un flat white en vaso de diseño, según el ánimo del día. Lo importante es que el café volvió a ser protagonista, en una ciudad que sabe disfrutarlo con vista al mar y con identidad propia.