El café llegó a Argentina a fines del siglo XVIII, traído por comerciantes y viajeros europeos, pero no fue hasta mediados del siglo XIX que empezó a consolidarse como una bebida popular, especialmente en Buenos Aires. A diferencia de otros países productores de América Latina, Argentina nunca desarrolló una industria cafetera propia: no cultiva café de forma comercial, por lo que todo el café consumido históricamente fue importado, principalmente desde Brasil y Colombia.
Durante el siglo XX, el café se fue integrando a la vida cotidiana del país. Primero en las casas, luego en bares y confiterías. En los años 30 y 40, las cafeterías de estilo europeo se multiplicaron en la capital y otras grandes ciudades. Era común ver a los inmigrantes italianos y españoles reunidos alrededor de una taza de café negro, leyendo el diario o conversando de política. Nacía así el concepto de “bar notable” porteño, que hoy aún se conserva como parte del patrimonio cultural.
En las décadas del 60 y 70, el café se popularizó aún más gracias al crecimiento urbano y a la expansión de las marcas industriales. El café instantáneo tuvo su auge, sobre todo en hogares de clase media. Al mismo tiempo, el café de máquina se volvía símbolo de oficinas y bares de estaciones.
En los años 90, llegaron al país las primeras cafeterías de estilo anglosajón, con cadenas que ofrecían café con leche en vaso, cappuccinos y frappés, cambiando la percepción del café como una bebida “de paso” por una experiencia más prolongada y social.
Recién en la última década comenzó a hablarse en forma masiva de café de especialidad. Con la aparición de baristas capacitados, microtostadores y cafeterías que priorizan la calidad y el origen del grano, el café volvió a ocupar un rol central en la cultura urbana, pero ahora con un enfoque más gourmet y consciente.
Hoy, Argentina se encuentra en una etapa de transición: conviven el café de máquina tradicional con el espresso de especialidad; el café instantáneo con los granos recién tostados; y el bar de barrio con las nuevas brew bars. La historia del café en el país es una mezcla de herencia, adaptación y una búsqueda constante de identidad propia.