Cuando el envase importa: el lado menos conocido del café en cápsulas
El café forma parte de nuestros rituales: una pausa en medio del día, una charla que se vuelve más cálida o simplemente ese momento de disfrute puro. Y aunque las cápsulas han hecho que tomar un buen café sea más fácil y rápido que nunca, hay algo de lo que cada vez más personas están hablando: el aluminio que recubre muchas de esas cápsulas.
¿Qué pasa con el aluminio?
Las cápsulas de aluminio son muy efectivas para conservar el café. Lo protegen del aire, la luz y la humedad. Pero al momento de preparar la bebida, ese pequeño envase se perfora y se somete a mucha presión y calor. ¿Y qué tiene eso de malo? Bueno, algunos estudios sugieren que, bajo esas condiciones, podrían desprenderse pequeñísimas partículas de aluminio que terminarían en el café que tomamos.
No estamos diciendo que tomar una cápsula al día sea peligroso, ni mucho menos. Pero el tema está en la acumulación a largo plazo. El aluminio, aunque está presente naturalmente en muchos alimentos, no es algo que el cuerpo necesite. De hecho, hay investigaciones que lo vinculan (aún sin pruebas definitivas) con algunos problemas neurológicos si se acumula demasiado en el organismo.
¿Entonces hay que dejar las cápsulas?
No necesariamente. Pero sí es una buena idea elegir mejor. Muchas marcas ya están ofreciendo cápsulas sin aluminio: hechas con materiales vegetales, compostables o plásticos aptos para uso alimentario que no liberan sustancias al café. Y lo mejor es que siguen siendo compatibles con las máquinas más comunes.
¿Por qué cada vez más gente cambia?
Porque queremos cuidarnos. Porque si existe una alternativa igual de cómoda, pero un poco más segura, ¿por qué no elegirla? Además, muchas de estas cápsulas son más respetuosas con el medioambiente, lo que suma otro buen motivo para el cambio.
En resumen:
No se trata de generar miedo, sino de estar informados. El aluminio no es veneno, pero tampoco es inocente si lo consumimos a diario sin saberlo. Y el café, que tanto nos gusta, debería ser siempre un placer… no una duda.