Usos insólitos del alfajor: del arte a la política y más allá

El alfajor es, sin duda, una golosina emblemática. Pero a lo largo del tiempo, ha sido también protagonista de situaciones inusuales fuera del mundo gastronómico: desde campañas políticas hasta obras de arte contemporáneo, pasando por rituales, memes y objetos de protesta. Estos usos curiosos refuerzan su valor cultural, emocional y simbólico.

Uno de los casos más llamativos ocurrió en 2011, cuando un candidato a intendente en una ciudad del interior bonaerense repartió alfajores personalizados con su cara y nombre como parte de su campaña. La estrategia causó revuelo: mientras unos lo celebraban como creativo y “bien argentino”, otros lo criticaron como populista. Lo cierto es que los alfajores volaron. Literalmente. Y muchos vecinos los guardaron como souvenir político.

En el mundo del arte, el alfajor también ha sido reimaginado. En varias exposiciones contemporáneas, artistas plásticos argentinos han utilizado envoltorios de alfajores como material de collage o instalación, en alusión a la cultura de masas, el consumo y la identidad nacional. En 2019, por ejemplo, se expuso en Rosario una instalación hecha exclusivamente con envoltorios vacíos de Capitán del Espacio, dispuestos como una bandera argentina intervenida.

El alfajor también ha sido usado como moneda de cambio simbólica en redes sociales, donde se publican intercambios como “te presto el apunte si me traés un alfajor” o “mi amistad cuesta un Fantoche triple”. Es parte del humor local y de la forma en que se incorporó a las microeconomías afectivas del día a día.

Otra anécdota curiosa es que, durante protestas estudiantiles en los años 2000, en lugar de lanzar objetos contundentes, un grupo de jóvenes en Mendoza decidió “protestar con dulzura”: tiraron alfajores al escenario durante una visita oficial, como gesto simbólico de reclamo… y ternura. El hecho fue cubierto por medios locales y se convirtió en leyenda urbana.

Y no podemos olvidar los alfajores de edición especial temáticos: desde los alfajores con forma de Pokébola hasta los que imitan colores de equipos de fútbol o tienen frases personalizadas para regalar en cumpleaños y bodas. Incluso existen alfajores con forma de corazón para el Día de los Enamorados y ediciones con glitter comestible.

En definitiva, el alfajor no es solo un alimento. Es un vehículo cultural que, lejos de limitarse a la sobremesa, aparece en espacios tan dispares como la política, el arte, el humor y el activismo. Un verdadero símbolo nacional, versátil y lleno de sorpresas.