La escala de la Specialty Coffee Association (SCA) va de 0 a 100, pero en la práctica, alcanzar los 100 puntos es considerado casi imposible. De hecho, en la historia del café de especialidad, ningún café ha recibido oficialmente una puntuación perfecta en evaluaciones estándar. ¿Por qué? Porque el sistema está diseñado para identificar cafés excepcionales, no perfectos. Sin embargo, algunos se han acercado muchísimo.
🧭 ¿Qué implicaría un café de 100 puntos?
Para que un café obtenga el máximo puntaje teórico, debería cumplir con todas estas condiciones, sin fallar en ninguna:
- Tener cero defectos físicos ni sensoriales.
- Presentar una fragancia/aroma intensamente complejo y limpio.
- Tener sabor sobresaliente, claro y evolutivo en todas las temperaturas.
- Ofrecer acidez balanceada, viva y armoniosa.
- Un cuerpo perfecto: ni demasiado denso ni aguado.
- Un retrogusto largo, limpio y placentero.
- Una uniformidad total en todas las tazas.
- Una dulzura natural destacada y envolvente.
- Y finalmente, generar una impresión global inolvidable.
🏆 ¿Cuál es el puntaje más alto registrado?
Hasta hoy, los cafés que han obtenido las puntuaciones más altas se ubican en el rango de 95 a 97 puntos, especialmente en subastas internacionales como la Best of Panama o Cup of Excellence. Algunos ejemplos:
- Geisha de Panamá (Finca Esmeralda): ha alcanzado los 96–97 puntos en catas privadas y subastas.
- Cafés de Etiopía, Colombia y Bolivia, con fermentaciones experimentales, también han rozado los 95+ puntos.
Sin embargo, estos puntajes suelen provenir de evaluaciones privadas o de jueces en subastas, no siempre con el formulario estricto de SCA, por lo que no se reconocen oficialmente como “100 SCA”.
🔍 ¿Por qué no se alcanza el 100?
- Porque siempre hay espacio para mejora: el café es un producto natural, influido por miles de variables.
- Porque el sistema de puntaje deja margen para la subjetividad del catador.
- Porque la perfección absoluta es más ideal que real, y la SCA reconoce eso.
📌 Conclusión
En teoría, un café de 100 puntos es posible, pero en la práctica es una meta casi mitológica. Y eso no es negativo: es un estímulo para seguir explorando, innovando y apreciando la complejidad infinita del café de especialidad. Un 87, un 90 o un 94 pueden ser, para muchos paladares, simplemente extraordinarios.