Uno de los errores más comunes al preparar Cold Brew es no ajustar la molienda ni elegir el grano correcto. A diferencia del espresso o los métodos filtrados, el Cold Brew requiere condiciones particulares para lograr una buena extracción en frío.
1. La molienda ideal
El Cold Brew se prepara por inmersión prolongada, por lo que necesita una molienda gruesa, similar a sal gruesa o azúcar rubia. Una molienda más fina genera sobreextracción, turbidez y un sabor áspero. Además, dificulta el filtrado y puede aportar sedimentos.
Una buena molienda gruesa permite que el agua penetre lentamente y extraiga los compuestos solubles de forma equilibrada durante 12 a 18 horas. Si no tenés molino, pedí el café «molido para prensa francesa».
2. Tipo de grano recomendado
Elegí un café de tueste medio o claro. Los tuestes medios resaltan notas dulces (chocolate, nuez), mientras que los claros aportan acidez cítrica o floral muy agradable en frío. Evitá los tuestes oscuros: generan sabores amargos y planos en este método.
Los cafés de Brasil, Colombia, Guatemala o Etiopía suelen ser excelentes opciones. Podés experimentar con Arábica lavados, honey o naturales según el perfil que prefieras.
3. El agua: el 98 % de tu bebida
Usá agua filtrada o mineral. El agua del grifo puede tener cloro, sedimentos o un pH inadecuado, lo que altera totalmente el sabor. La temperatura recomendada es entre 8 °C y 25 °C. Si querés más suavidad, hacelo en heladera; si querés más intensidad, dejalo a temperatura ambiente.
🧠 Conclusión: Un buen Cold Brew no se trata solo de tiempo. Requiere una molienda adecuada, café de calidad y agua limpia. Estos tres factores son tan importantes como la proporción y el tiempo de reposo.