La alta chocolatería vive un momento de oro, y en ese contexto se celebran anualmente competencias que premian no solo el sabor, sino también la creatividad, la técnica y la historia detrás de cada pieza. En la edición 2025 del certamen nacional que distingue al Mejor Bombón de España, el ganador fue una creación de la escuela Hofmann de Barcelona: el sofisticado y simbólico “Quetzalcóatl”.
Este bombón no solo conquistó al jurado por su sabor envolvente, sino por la riqueza conceptual y el dominio técnico con que fue desarrollado. Una pieza que trasciende lo gourmet para entrar en el terreno de lo narrativo, lo emocional y lo artístico.
Un nombre con historia
El nombre de esta joya de la chocolatería rinde homenaje a Quetzalcóatl, la mítica serpiente emplumada de las culturas mesoamericanas, considerada una de las deidades más importantes del México precolombino. Entre muchas de sus atribuciones, se le atribuye el haber regalado el cacao a los humanos.
Al invocar esta figura, el bombón hace una conexión directa con los orígenes míticos del chocolate, rescatando su dimensión sagrada y cultural. No es casualidad: en su estética y en sus sabores, esta pieza recupera elementos que remiten al cacao como legado ancestral.
Una composición compleja y equilibrada
Desde el punto de vista técnico y sensorial, “Quetzalcóatl” es una obra de precisión:
- Ganache de caramelo especiado: una crema rica, cálida y ligeramente picante, que aporta profundidad y una capa especiada que se siente en el retrogusto.
- Gel de frutas exóticas: una fusión de fruta de la pasión, yuzu y albaricoque, que ofrece acidez, frescura y notas cítricas muy aromáticas. Esta parte del bombón actúa como contrapunto al caramelo, generando dinamismo en boca.
- Gianduja crujiente de almendra: la base aporta textura y redondez, con un toque de frutos secos que equilibra los extremos dulces y ácidos del resto de la composición.
El exterior está recubierto por una capa fina de chocolate de alto porcentaje de cacao, brillante y con terminaciones impecables. La superficie del bombón lleva un grabado inspirado en una semilla de cacao, con una paleta cromática sobria que refuerza su identidad elegante y simbólica.
Un diseño con sentido
Visualmente, “Quetzalcóatl” es tan sugerente como su sabor. La forma del bombón, cuidadosamente moldeada, juega con curvas suaves y un grabado central que remite tanto a la iconografía mesoamericana como al cacao como materia prima esencial.
El diseño no es decorativo: es narrativo. Cada elemento visual dialoga con el nombre del bombón, con su historia y con sus ingredientes. Se trata de un trabajo de altísimo nivel estético y conceptual, como pocas veces se ve en la competencia española.
Formación, innovación y talento joven
Esta creación nace en el entorno de la escuela Hofmann de Barcelona, una de las instituciones más prestigiosas de Europa en gastronomía y pastelería. “Quetzalcóatl” es el resultado del trabajo de jóvenes talentos guiados por chefs y chocolateros expertos, que no solo dominan la técnica sino que apuestan por propuestas culturales y emocionales.
El bombón fue presentado dentro del marco del concurso nacional que reúne a los máximos exponentes de la chocolatería de autor en España. El jurado, compuesto por expertos en sabor, técnica y presentación, no dudó en otorgarle el primer puesto por su equilibrio perfecto entre creatividad, ejecución y discurso.
Disponibilidad y expectativa
Actualmente, “Quetzalcóatl” no se encuentra en venta masiva, aunque la repercusión del premio ha generado gran expectativa entre los consumidores de alta chocolatería. Se espera que en los próximos meses esté disponible en cajas exclusivas de seis o doce unidades, posiblemente a través de la tienda de la escuela Hofmann y en puntos gourmet seleccionados.
El lanzamiento oficial al público podría coincidir con festivales gastronómicos o ferias de pastelería, en donde este bombón será presentado como una obra comestible con identidad propia.
Un nuevo paradigma en la chocolatería de autor
“Quetzalcóatl” representa una síntesis perfecta entre sabor y significado. No es solo una delicia para el paladar, sino una pieza que honra el pasado del chocolate y proyecta su futuro en clave contemporánea. Con esta creación, Hofmann no solo ha ganado un premio, sino que ha elevado la conversación sobre qué puede y debe ser un bombón en el siglo XXI.
Una obra maestra que marca el pulso de lo que viene en el universo de la chocolatería de alta gama.