Si alguna vez viste en un paquete la frase “100% arábica” acompañada de un precio más alto, no es casualidad. El café arábica no solo es más apreciado en el mercado de especialidad, sino que también requiere más trabajo, más cuidados y más inversión. Hoy vamos a ver las razones detrás de su valor.
1. Condiciones de cultivo más exigentes
- El arábica crece bien entre 900 y 2000 metros sobre el nivel del mar, donde el clima es más fresco.
- Esto ralentiza el desarrollo del grano, permitiendo sabores más complejos… pero también aumenta el riesgo de heladas, enfermedades y menor rendimiento por planta.
2. Mayor sensibilidad a plagas y enfermedades
- El arábica es más vulnerable a enemigos naturales como:
- La roya del café
- El brote del barrenador
- Cambios bruscos de temperatura
- Requiere más control fitosanitario, monitoreo constante y mano de obra calificada, todo lo cual aumenta los costos de producción.
3. Rendimiento menor en la cosecha
- Una planta de arábica da menos frutos por año que una de robusta.
- Además, muchas fincas especializadas en arábica hacen cosecha manual selectiva, eligiendo solo cerezas maduras, lo cual aumenta la calidad pero también el costo por kilo.
4. Procesos postcosecha más refinados
- El arábica de especialidad suele pasar por métodos como:
- Lavado
- Honey
- Fermentación controlada
- Estos procesos resaltan las notas frutales y florales, pero requieren más infraestructura y tiempo.
5. Demanda del mercado internacional
- Hay una percepción general (y en parte real) de que el arábica es más fino, más complejo y más valioso.
- Las grandes cafeterías, tostadores de especialidad y mercados gourmet pagan más por cafés con trazabilidad y perfil sensorial refinado.
Conclusión
El café arábica no es más caro solo por marketing: es más costoso de cultivar, más delicado de procesar y más valorado por su sabor.
Cada taza de arábica refleja esfuerzo, terroir y arte, y por eso, para muchos, vale cada centavo.