El latte con flor de sal y chocolate blanco es una de esas creaciones que combinan lo reconfortante con lo inesperado. Dulce, suave, cremoso… y al final, una chispa de sal que corta la untuosidad y resalta los sabores como si fuera magia. Es una receta ideal para quienes aman el chocolate blanco, pero no quieren caer en algo empalagoso.
La clave está en el balance: el café, la leche y el chocolate se funden en una crema aterciopelada, coronada por el toque gourmet de la flor de sal.
Ingredientes:
- 1 shot de espresso (30–40 ml)
- 150 ml de leche caliente (entera o vegetal barista)
- 25–30 g de chocolate blanco de buena calidad (en trozos o rallado)
- 1 pizca de flor de sal (no reemplazar por sal común)
- Chocolate blanco rallado extra o flor comestible (opcional, para decorar)
Preparación:
- Calentá la leche y agregá el chocolate blanco trozado. Revolvé hasta que se derrita por completo.
- Espumá la leche con el chocolate ya integrado, si tenés vaporizador.
- En una taza grande, colocá el shot de espresso.
- Verté lentamente la leche con chocolate blanco sobre el café.
- Espolvoreá una pizca de flor de sal sobre la espuma.
- Decorá con un poco de chocolate blanco rallado o una flor comestible.
Tips:
- Usá un chocolate blanco real (con manteca de cacao), no sucedáneos.
- La flor de sal debe agregarse al final, en la superficie, para que se note en la primera impresión gustativa.
- Si usás leche vegetal, la de avena barista da muy buen resultado por su dulzor natural.
¿Por qué funciona?
El chocolate blanco aporta grasa y dulzor; la flor de sal contrasta con delicadeza y el café equilibra el conjunto con su acidez. La experiencia es cálida, cremosa y gourmet, ideal para sorprender en una carta de autor o simplemente darse un gusto diferente.