Aunque en occidente la combinación de café con sal puede parecer una novedad o incluso una moda extravagante, lo cierto es que se trata de una práctica ancestral que ha acompañado al café desde sus orígenes en distintas culturas del mundo. En algunas regiones, la sal no es un aditivo exótico, sino una costumbre cotidiana con carga simbólica, social o incluso espiritual.
Este recorrido histórico demuestra que la sal en el café no es una ocurrencia moderna, sino un reflejo de cómo distintas comunidades entendieron el sabor, el equilibrio y la ceremonia de compartir una taza.
Turquía: prueba de carácter y hospitalidad
En la tradición turca, existe un ritual curioso y con significado simbólico: cuando una mujer recibe una propuesta de matrimonio, debe ofrecerle al futuro suegro una taza de café con sal en lugar de azúcar. Si el hombre lo acepta sin quejarse, demuestra respeto, templanza y aprobación hacia el compromiso.
Más allá del simbolismo, en muchas casas del este de Turquía se sigue tomando café con una pizca de sal como hábito cotidiano.
África Oriental: sabor y comunidad
En países como Etiopía y Eritrea, el café se sirve en ceremonias donde puede incluir sal, manteca o especias. Estas combinaciones no solo buscan modificar el sabor, sino también hacer del momento del café un acto de comunión, donde la bebida se adapta a los recursos del lugar y al clima.
En estas zonas, el café con sal es parte de un ritual que conecta a las personas y honra la hospitalidad.
Escandinavia: un truco para el agua dura
En el norte de Europa, especialmente en regiones de Noruega y Suecia, se incorporaba sal al café para neutralizar el sabor metálico del agua con alto contenido de hierro o magnesio. También ayudaba a redondear cafés muy tostados o hervidos (como el kokekaffe), típicos en zonas rurales o en campamentos.
Todavía hoy se encuentran personas mayores en estas regiones que añaden sal al café por costumbre.
Japón: precisión y experiencia sensorial
En Japón, donde la cultura del café ha adoptado técnicas de precisión extrema, también se ha comenzado a explorar la sal como modulador del sabor. Baristas de especialidad incorporan flor de sal o sales ahumadas en preparaciones como espresso tónicas, cold brews y lattes especiados, buscando una experiencia sensorial más rica y menos predecible.
América Latina: el futuro del café con sal
Aunque en países como Argentina, México o Brasil el café con sal no es tradicional, muchos baristas están redescubriendo esta posibilidad. En especial, las nuevas generaciones que exploran recetas con flor de sal, caramelo salado o cold brews con cacao.
La tendencia global, impulsada por redes sociales y competencias de café de especialidad, está despertando curiosidad por recuperar estas tradiciones o adaptarlas a paladares modernos.
Agregar sal al café no es solo una técnica para ajustar el sabor. Es una puerta de entrada a otras culturas, un legado de siglos y un homenaje a la versatilidad de una de las bebidas más amadas del mundo.