Starbucks no inventó el café, pero reinventó la forma de vivirlo. Convirtió una bebida cotidiana en una experiencia global.
☕ El origen: Seattle, 1971
Starbucks nació en 1971 en Seattle, cuando tres amigos —Jerry Baldwin, Zev Siegl y Gordon Bowker— abrieron una pequeña tienda que vendía granos de café tostado. Inspirados por el empresario del café Alfred Peet, se enfocaron en enseñar al público sobre café de calidad.
El nombre, “Starbucks”, fue tomado del primer oficial del barco en la novela Moby Dick, evocando el comercio marítimo del café.
🚀 La revolución con Howard Schultz
En 1982, Howard Schultz se unió a la empresa como director de marketing. Tras un viaje a Italia, donde descubrió la cultura del espresso en las cafeterías de Milán, propuso replicar ese modelo en EE.UU. Los fundadores se negaron, pero Schultz abrió su propia cadena (Il Giornale) y en 1987 compró Starbucks.
Desde entonces, la visión cambió: Starbucks ya no era solo una tienda de granos, sino un lugar para vivir el café.
🌍 Expansión mundial
Durante los 90 y 2000, Starbucks creció a ritmo vertiginoso. Abrió tiendas en todo Estados Unidos y luego en Asia, Europa y América Latina. Introdujo bebidas icónicas como el Frappuccino, el Caramel Macchiato y el Pumpkin Spice Latte.
Starbucks también popularizó el concepto de «tercer lugar»: no casa, no trabajo, sino un espacio donde estar, relajarse, trabajar o socializar.
♻️ Más que café: branding, cultura y sostenibilidad
La marca construyó una identidad fuerte basada en experiencia, comunidad y estilo de vida. Fue pionera en ofrecer Wi-Fi gratuito, música personalizada, opciones veganas y campañas de sostenibilidad, aunque también ha sido criticada por sus precios y prácticas laborales.