El poder del envase en la decisión de compra: por qué elegimos un alfajor y no otro

Cuando estamos frente a una góndola o al mostrador de un kiosco, rara vez nos tomamos más de unos segundos para elegir qué alfajor llevar. En ese breve instante, múltiples factores visuales y emocionales entran en juego. Entre ellos, el envase cumple un rol fundamental, mucho más influyente de lo que suele creerse.

El packaging de un alfajor no sólo protege el producto: vende. A través de su color, textura, tipografía, brillo, lenguaje gráfico e incluso el sonido del papel al abrirlo, construye una experiencia sensorial que anticipa el disfrute. El envoltorio genera expectativas sobre el sabor, la calidad y hasta el nivel de indulgencia del alfajor, aún antes de probarlo.

Colores cálidos como dorado, rojo o chocolate transmiten placer, mientras que los tonos claros pueden sugerir frescura o versiones más saludables. La inclusión de palabras como «extra relleno», «doble chocolate» o «receta original» activa un deseo inconsciente en el consumidor, apelando a la nostalgia o al antojo.

Además, el envase se vuelve una herramienta de identidad de marca. Hay consumidores que reconocen su alfajor preferido por el color del envoltorio más que por el nombre. Casos como el Jorgito, Capitán del Espacio o Guaymallén han logrado construir una estética tan fuerte que se transforma en símbolo cultural.

La materialidad también cuenta. Envoltorios metalizados generan una percepción de mayor calidad que los de papel mate. Algunos consumidores incluso relacionan el tipo de envoltorio con el precio esperado del producto, condicionando su decisión de compra.

En los últimos años, también se ha notado un crecimiento del interés por envases ecológicos y reciclables, aunque aún es un segmento minoritario dentro del mercado de alfajores. Sin embargo, las nuevas generaciones están más atentas a este tipo de detalles y las marcas que lo incorporan pueden obtener ventaja competitiva.

En definitiva, el consumidor no elige sólo por el sabor que recuerda: elige por lo que ve y siente en el instante de decidir. El envase es el primer contacto con el alfajor, y muchas veces, el que define si será elegido… o ignorado.