El consumo de café en el interior del país – Córdoba, Mendoza, Rosario y más

Si bien Buenos Aires fue durante mucho tiempo el epicentro del consumo y evolución del café en Argentina, en los últimos años surgieron polos cada vez más activos en ciudades del interior del país, donde se consolidan cafeterías de especialidad, microtostadores y comunidades de consumidores curiosos.

Córdoba, por ejemplo, se convirtió en uno de los núcleos más importantes fuera de Capital. Con una población joven, universitaria y culturalmente inquieta, la ciudad adoptó con rapidez los métodos alternativos, el café de origen y las experiencias centradas en la calidad. Cafeterías como El Búho, Llantén, Café de la Plaza o Colectivo Experiencia impulsaron esta transformación.

En Rosario, el cambio también se hizo evidente. Aunque durante décadas dominó el café tradicional en bares de barrio, en los últimos cinco años aparecieron propuestas como Estación Café, Café Bichito, Cuenco o Carolina Café de Especialidad, que educan al público y fomentan una nueva forma de disfrutar la bebida. Incluso se organizan catas abiertas, talleres y ferias locales.

Mendoza, por su parte, supo integrar el café a su fuerte identidad gastronómica. En una provincia donde el vino es protagonista, el café de especialidad encontró un lugar en enotecas, mercados gourmet y cafeterías boutique como Nespresso Lab Mendoza, Hestia Coffee Bar, Bröd o Mit Espressobar. Muchas combinan café con pastelería fina, brunchs o experiencias sensoriales completas.

También en ciudades como La Plata, Mar del Plata, Neuquén, San Miguel de Tucumán, Bariloche y Salta, se nota el crecimiento de una escena cafetera distinta, con proyectos liderados por baristas formados, tostadores locales o emprendedores apasionados.

Un factor clave en esta expansión es la formación descentralizada: muchas escuelas de café ofrecen capacitaciones en formato online o presencial en otras ciudades, lo que permite que baristas y emprendedores del interior accedan al mismo nivel técnico que en Buenos Aires.

El consumidor también cambió: pide café filtrado, pregunta por el origen del grano, valora las leches vegetales y compara tuestes. Las redes sociales, el delivery y la venta online ayudaron a democratizar el acceso a café de calidad en todo el país.

Hoy, hablar de “el café argentino” ya no es hablar solo de Palermo o San Telmo. Las ciudades del interior tienen cada vez más peso en el mapa cafetero nacional, con identidad propia, propuestas sólidas y una comunidad que crece taza a taza.