Del siglo XVIII hasta hoy, América Latina no solo produce café: lo respira, lo exporta y lo transforma en parte de su identidad.
🌱 El comienzo: llegada del cafeto
Aunque el café no es originario del continente, llegó a América Latina en el siglo XVIII gracias a las potencias coloniales europeas. Francia llevó cafetos a Martinica, de donde se difundieron a otras islas del Caribe y luego a tierras continentales como Venezuela, Colombia y Brasil. Portugal, por su parte, lo introdujo en Brasil, hoy el mayor productor mundial.
🌎 El auge del cultivo
Durante el siglo XIX, el café se convirtió en un motor económico. En países como Colombia, Guatemala, Costa Rica y El Salvador, se transformó en el principal producto de exportación. En Brasil, su cultivo fue tan dominante que moldeó la economía, la política y hasta la geografía del país. Las grandes haciendas cafeteras dieron forma a una nueva clase social y al modelo de desarrollo agrario.
🤝 Café y geopolítica
En muchos países, el café fue tanto una bendición como una fuente de desigualdad. Si bien generó riqueza, también consolidó estructuras de poder que favorecieron a pocos. Sin embargo, en el siglo XX surgieron movimientos de cooperativas cafetaleras que empoderaron a pequeños productores y buscaron precios más justos.
☕ El sabor latino en el mundo
Cada país latinoamericano desarrolló su identidad cafetera:
- Colombia: famoso por su café suave y equilibrado.
- Brasil: el mayor productor, con cafés más robustos y achocolatados.
- Costa Rica y Panamá: destacados por cafés especiales y complejos.
- México y Perú: con regiones de alta altitud que dan origen a cafés florales y dulces.
El personaje de Juan Valdez, creado en los años 50, ayudó a posicionar al café colombiano en todo el planeta como un producto de calidad.
🌍 El café hoy en Latinoamérica
Hoy, América Latina produce más del 60 % del café mundial. El auge del café de especialidad, la trazabilidad y el comercio justo están transformando la forma de producir y consumir. Además, en muchas ciudades crecen las cafeterías de autor, donde el café se celebra como una experiencia sensorial completa.