Diferencias entre alfajores artesanales e industriales

El alfajor argentino puede parecer un producto uniforme a simple vista, pero detrás de su forma redonda y su relleno de dulce de leche, se esconde una gran diversidad de estilos, procesos y calidades. La diferencia entre un alfajor artesanal y uno industrial no radica solo en su método de elaboración, sino también en su filosofía, su conservación, sus ingredientes y hasta su experiencia sensorial.

1. Proceso de elaboración

  • Artesanal: El alfajor artesanal se elabora generalmente en pequeñas producciones, muchas veces familiares o regionales, donde cada etapa del proceso —amasado, horneado, relleno y cobertura— se realiza de forma manual o semi-manual. Las cantidades suelen ser limitadas y hay una fuerte presencia del “toque personal” del productor.
  • Industrial: En cambio, los alfajores industriales son fabricados a gran escala con maquinaria especializada. Las tapas se producen en hornos rotativos, el relleno se aplica mediante dosificadores automáticos, y las coberturas se controlan por túneles de baño y refrigeración. La producción puede superar los miles de unidades por hora.

2. Ingredientes y frescura

  • Artesanal: Suelen utilizarse ingredientes frescos, sin conservantes artificiales. El dulce de leche es de alta calidad, a menudo repostero, y en muchos casos se usan huevos, manteca y ralladuras naturales en la masa. Esto da como resultado un producto más fresco, pero con menor vida útil (de 5 a 15 días, dependiendo del tipo).
  • Industrial: Para garantizar la conservación y distribución nacional, se recurre a estabilizantes, conservantes y baños de cobertura que sellan la humedad. El dulce de leche puede estar adaptado a procesos térmicos prolongados. Esto extiende la vida útil del producto (30 a 90 días o más), pero también puede afectar sabor y textura.

3. Textura y experiencia al comer

  • Artesanal: Suelen ser más blandos, húmedos y frágiles. Se nota la frescura de la masa, el sabor del dulce de leche y la naturalidad de los ingredientes. En los de maicena, por ejemplo, se deshacen en la boca. Cada bocado puede variar ligeramente de otro.
  • Industrial: Se busca estandarización: misma textura, peso, forma y duración. La cobertura es firme, la masa más resistente al manipuleo y el relleno dosificado con precisión. Son más prácticos para transportar y conservar, pero a veces menos “emocionales”.

4. Variedad y creatividad

  • Artesanal: Hay más libertad para innovar: alfajores con frutas regionales, masas con café o chocolate, dulce de leche con licor, coberturas con frutos secos o semillas. También se hacen versiones sin gluten, veganas o con harinas alternativas. La presentación es menos estandarizada, pero con mayor identidad.
  • Industrial: Las marcas reconocidas apuestan por productos clásicos y seguros, aunque algunas lanzan ediciones especiales con sabores o coberturas nuevas, pero con menos frecuencia y más control de mercado.

5. Precio y distribución

  • Artesanal: Suelen tener precios más altos, en parte por el uso de mejores materias primas y por los volúmenes pequeños. Se venden en ferias, tiendas gourmet, confiterías locales o por encargo. No suelen encontrarse en supermercados.
  • Industrial: Son más accesibles y se encuentran en kioscos, supermercados y estaciones de servicio. Hay una relación calidad-precio más ajustada y disponibilidad continua.

Conclusión

Ambos tipos de alfajores tienen su público. El alfajor artesanal ofrece una experiencia auténtica y única, ideal para quienes valoran los sabores caseros, la tradición y la originalidad. El alfajor industrial garantiza practicidad, precio accesible y homogeneidad, pensado para el consumo masivo. Ambos, sin embargo, forman parte del patrimonio cultural argentino y conviven en una oferta que se adapta a todos los gustos y momentos.