Un análisis desde la experiencia sensorial y funcional
Como especialista en café, te aseguro que el tipo de taza o vaso en el que se sirve una bebida puede potenciar o arruinar por completo la experiencia. No se trata solo de estética: el material, forma y grosor influyen directamente en el aroma, la temperatura y la percepción del sabor.
1. Cerámica: la reina de las tazas
Las tazas de cerámica (especialmente las vitrificadas) son las más utilizadas en cafeterías de especialidad.
- Ventajas: excelente retención de calor, no alteran el sabor y tienen una amplia variedad de formas y estilos.
- Recomendación: para espresso, preferí tazas de cerámica de paredes finas que favorecen la percepción del cuerpo y aroma; para cafés filtrados (como V60 o Chemex), lo ideal son tazas de paredes más gruesas que mantienen la temperatura por más tiempo.
2. Vidrio: transparencia sin quemarse
El vidrio borosilicato ha ganado terreno por su diseño moderno y funcionalidad.
- Ventajas: permite observar el color del café, no retiene olores ni sabores, y transmite elegancia.
- Desventajas: pierde temperatura más rápido que la cerámica.
- Novedad actual: los vasos de doble pared ofrecen aislamiento térmico sin necesidad de un asa. No queman al tacto, mantienen mejor la temperatura y realzan la presentación, por eso son cada vez más populares entre baristas y amantes del café.
3. Acero inoxidable: práctico, pero con matices
Es muy usado en tazas de viaje o para mantener la temperatura.
- Ventajas: resistencia, durabilidad, excelente aislamiento térmico si es de doble pared.
- Precaución: si no es de buena calidad, puede modificar el sabor ligeramente.
4. Porcelana: la opción gourmet
Más refinada que la cerámica común, la porcelana se considera superior en la alta gastronomía.
- Ventajas: gran retención térmica, neutralidad sensorial, elegancia visual.
- Ideal para: espresso, ristretto, o catas profesionales.
5. Tazas de barro o loza sin esmaltar
Tradicionales en algunas regiones, aportan un toque rústico.
- Desventajas: pueden absorber sabores, son porosas y no siempre higiénicas si no están bien tratadas.
¿Y qué hay del tamaño y forma?
- Para espresso: entre 60 y 90 ml, forma cónica o de huevo.
- Para filtrados: entre 180 y 250 ml, forma amplia para liberar más aroma.
- Para cappuccino: entre 150 y 180 ml, bordes curvos para mejorar la textura de la leche.
Conclusión
La mejor vajilla es la que se adapta al tipo de café, a tu método de preparación y al momento. Para uso cotidiano, la cerámica sigue siendo imbatible. Si buscás sofisticación, optá por porcelana. Y si amás ver tu café, el vidrio es tu aliado. ¡La taza también es parte del ritual!