Rallar chocolate puede parecer una tarea simple, pero si querés lograr buenos resultados—ya sea para decorar un postre o integrar el chocolate en una preparación—es importante conocer las mejores técnicas y herramientas. A continuación, te explicamos cómo hacerlo paso a paso.
❄️ 1. Preparación previa: enfriar el chocolate
Antes de rallarlo, es recomendable que el chocolate esté a temperatura ambiente o levemente frío. Si está muy blando, se derretirá con el calor de las manos o la fricción.
Podés colocarlo en la heladera 10–15 minutos (no más), especialmente si hace calor.
🧰 2. Herramientas recomendadas
Rallador manual (de queso o cítricos):
- Ideal para virutas finas o medianas.
- Elegí uno con cuchillas afiladas.
- Sujetá el chocolate con firmeza para evitar accidentes.
Cuchillo afilado:
- Perfecto si buscás escamas gruesas o trozos irregulares.
- Apoyá la tableta sobre una tabla y deslizá el cuchillo en ángulo.
Pelapapas:
- Muy útil para obtener rizos decorativos, especialmente con chocolate firme.
Procesadora o picadora:
- Para grandes volúmenes.
- Se obtienen fragmentos pequeños, ideales para rellenos o masas.
Ralladores de tambor o eléctricos:
- Más comunes en cocina profesional.
- Reducen el esfuerzo y estandarizan el resultado.
⚙️ 3. Técnicas según el objetivo
- Para decorar postres: Rallado fino o rizos finos.
- Para incorporar en masas o rellenos: Rallado medio o grueso.
- Para fundir rápidamente: Trozos pequeños e irregulares.
🧼 4. Limpieza y conservación
- Limpiá bien el rallador con agua caliente, ya que el chocolate puede quedar adherido.
- Guardá el chocolate rallado en un recipiente hermético y en un lugar fresco y seco, lejos de olores intensos.
⚠️ Consejo: no uses las manos directamente
El calor corporal puede derretir el chocolate mientras lo manipulás. Si vas a trabajar con grandes cantidades, usá guantes de látex o sujetadores fríos para evitar que se ablande.
Conclusión:
Rallar chocolate no es solo cortar: es una técnica que, bien aplicada, puede transformar una preparación. Elegir la herramienta adecuada y el tipo de rallado correcto marca la diferencia entre un postre común y uno visualmente tentador y sabroso.