Café y sistema cardiovascular: ¿protección o riesgo?

Durante mucho tiempo se pensó que el café podía aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente por su contenido de cafeína. Sin embargo, los estudios más recientes han matizado esta idea y ofrecen una perspectiva diferente.

La cafeína es un estimulante que puede elevar la presión arterial de forma transitoria, especialmente en personas que no están habituadas a consumirla. Pero esta elevación suele ser leve y pasajera. En consumidores regulares, el cuerpo desarrolla tolerancia, y ese efecto disminuye considerablemente.

Por otro lado, el café contiene antioxidantes como los ácidos clorogénicos, que podrían reducir la inflamación, mejorar la función endotelial y ayudar a prevenir la oxidación del colesterol LDL, todos factores protectores para el corazón y los vasos sanguíneos.

La forma de preparación también importa: el café filtrado (como el de filtro o prensa francesa con filtro de papel) reduce los diterpenos, compuestos que pueden elevar el colesterol LDL. En cambio, el café hervido o sin filtrar (como el turco o el espresso sin filtro) conserva más de estas sustancias, lo que podría ser un factor de riesgo si se consume en exceso.

Los grandes estudios poblacionales muestran que un consumo moderado de café (hasta 3 o 4 tazas diarias) no se asocia con mayor riesgo cardiovascular y, en algunos casos, incluso parece tener un efecto protector, especialmente en personas sin antecedentes cardíacos.

Sin embargo, cada persona es única, y quienes sufren de hipertensión mal controlada, taquicardia o arritmias deben evaluar su consumo con especial atención.

Este artículo tiene fines informativos. Ante cualquier duda o condición médica, es fundamental consultar con un profesional de la salud.