Ubicado sobre la Avenida de Mayo 825, en pleno centro porteño, el Café Tortoni es el café más antiguo y célebre de Argentina. Fundado en 1858 por un inmigrante francés, el local tomó su nombre de un famoso café parisino de Boulevard des Italiens, frecuentado por artistas y literatos. Desde entonces, el Tortoni ha sido mucho más que una cafetería: es un símbolo de la identidad cultural argentina.
A lo largo de su historia, el Tortoni ha funcionado como epicentro de la vida literaria, política, artística y bohemia de Buenos Aires. En sus mesas se sentaron figuras como Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni, Federico García Lorca, Julio Cortázar y Carlos Gardel. Muchos de ellos no solo iban a tomar café, sino a debatir ideas, escribir o inspirarse con el bullicio de la ciudad.
A comienzos del siglo XX, el café alojó la Peña Literaria del Tortoni, un círculo cultural que reunió a escritores, pintores, músicos y críticos. Se organizaron allí recitales, lecturas poéticas, debates y hasta exposiciones de arte. Fue un verdadero motor del pensamiento y la creación cultural argentina.
El interior del Tortoni conserva el estilo de las grandes cafeterías europeas del siglo XIX: columnas de mármol, vitrales coloridos, boiserie, espejos antiguos, techos altos y luminarias de bronce. Al entrar, uno siente que cruza un umbral temporal, donde el pasado cobra vida. Las fotos y retratos en las paredes rinden homenaje a los ilustres visitantes que marcaron su historia.
Además de café, el Tortoni es famoso por su chocolate con churros, sus desayunos tradicionales y sus espectáculos de tango en el subsuelo, donde turistas y locales disfrutan de la música rioplatense en un ambiente íntimo. En ocasiones especiales, se celebran conferencias y encuentros culturales, manteniendo viva su esencia original.
El Café Tortoni no es solo un lugar para comer o beber. Es un sitio donde se respira la historia viva de Buenos Aires, donde cada silla guarda una anécdota, y donde el café se sirve con un aroma de identidad nacional.