Si hay una combinación que nunca falla en el mundo del chocolate, es la de frutos secos y crocante. Y cuando esta dupla se encuentra dentro de un bombón artesanal, el resultado es irresistible.
¿Qué es el praliné?
El praliné es una pasta cremosa que se obtiene al tostar y caramelizar frutos secos (como avellanas o almendras) y luego triturarlos finamente. El resultado es una crema densa, perfumada, con un sabor profundo y una textura ligeramente arenosa.
Cuando se utiliza como relleno de un bombón crocante, la experiencia se potencia:
- El exterior cruje suavemente.
- El interior es cremoso, intenso y fragante.
- El sabor perdura y evoluciona en boca.
Que frutos secos se usan?
Los más tradicionales:
- Avellanas: tostadas, con notas dulces y redondas.
- Almendras: de sabor más seco y elegante.
- Nueces o pistachos: para un toque más aromático y exótico.
Algunos bombones combinan también trozos enteros con praliné, aportando doble textura.
¿Con qué se acompaña?
Este tipo de bombón marida muy bien con:
- Café espresso o ristretto: el amargor balancea la dulzura del praliné.
- Licores suaves como amaretto o frangelico.
- Vinos dulces naturales: como un oporto joven o un vino de cosecha tardía.
Los bombones crocantes rellenos de frutos secos o praliné son el equilibrio perfecto entre sofisticación y placer puro. Un bocado de tradición europea con espíritu universal.