Una de las curiosidades menos conocidas —pero completamente real— es que un alfajor argentino llegó al espacio exterior. Ocurrió en 1997, cuando el cosmonauta ruso Anatoli Solovyov, durante una misión en la estación espacial MIR, recibió un paquete con productos argentinos entre los que se incluía… un alfajor.
La anécdota fue registrada por medios de la época y replicada por la marca Havanna, que fue la protagonista del envío. El alfajor fue seleccionado no solo por su calidad y duración, sino como gesto simbólico en el marco de un intercambio diplomático y cultural entre Argentina y Rusia.
Aunque el alfajor no fue parte de la dieta oficial de la misión, los astronautas lo probaron como un regalo especial. En entrevistas posteriores, Solovyov comentó con humor que «el dulce de leche no era como nada que hubiera probado antes».
Este episodio, aunque menor en términos históricos, es altamente significativo desde el punto de vista cultural: el alfajor no solo cruzó fronteras, también cruzó la atmósfera. Y se convirtió, literalmente, en un embajador dulce de la Argentina… más allá de la Tierra.