Café A Brasileira – Lisboa, modernismo y saudade en una taza

Inaugurado en 1905 en el barrio de Chiado, el Café A Brasileira es uno de los cafés más icónicos de Lisboa y una verdadera joya del modernismo portugués. Fundado por Adriano Telles, un emigrante retornado de Brasil, su objetivo inicial era vender café brasileño puro, en un tiempo en que los lisboetas solían tomarlo mezclado con otros productos.

Para incentivar la venta, Telles ofrecía una taza gratis con cada paquete de café comprado. Lo que empezó como estrategia comercial terminó siendo el germen de uno de los espacios más emblemáticos de la vida cultural portuguesa. Pronto, el local se transformó en café literario, lugar de reunión de artistas, escritores y bohemios.

El nombre de este café está íntimamente ligado a Fernando Pessoa, el poeta más influyente de Portugal. No solo lo frecuentaba, sino que su memoria fue inmortalizada con una escultura de bronce que lo representa sentado en la terraza, donde hoy turistas y admiradores se sientan junto a él para tomarse una foto. La figura se ha vuelto símbolo del lugar y de la ciudad.

El interior del Café A Brasileira destaca por su decoración art déco: paneles de madera tallada, espejos biselados, lámparas de época y techos altos. Todo evoca el esplendor intelectual de las primeras décadas del siglo XX. Las mesas del café vieron pasar a figuras del modernismo portugués, como Almada Negreiros, Mário de Sá-Carneiro y Aquilino Ribeiro, entre muchos otros.

Durante la dictadura de Salazar, el café fue un refugio para la disidencia intelectual, aunque bajo vigilancia. A pesar de los cambios políticos, sociales y urbanísticos, el Brasileira se mantuvo fiel a su esencia: un espacio donde el café y la palabra se entrelazan.

Hoy, el Café A Brasileira sigue ofreciendo su tradicional “bica” (espresso portugués) junto con pasteles y platos típicos. Es punto de encuentro tanto para lisboetas nostálgicos como para visitantes que buscan el sabor auténtico de la historia portuguesa.

Más que un café, A Brasileira es un templo de la saudade, ese sentimiento profundo de añoranza que impregna la cultura lusa, y un testimonio vivo del espíritu creativo de Lisboa.