Significa que se puede conocer con precisión:
- Dónde se cultivó el café (país, región, finca e incluso parcela).
- Quién lo cultivó (nombre del productor, cooperativa o familia).
- Cómo se procesó (natural, lavado, honey, fermentación, etc.).
- Cuándo se cosechó y qué variedad es (Bourbon, Geisha, Caturra, etc.).
- Cómo se almacenó y transportó, y en qué condiciones llegó al tostador o consumidor.
✅ ¿Por qué es importante?
- Calidad: Permite identificar cafés excepcionales y replicar buenas prácticas.
- Transparencia: Da confianza al consumidor, especialmente en cafés de especialidad.
- Sostenibilidad: Favorece relaciones justas entre productores y compradores.
- Historia: Agrega valor emocional y cultural al producto. No es lo mismo tomar “un café de Colombia” que uno de “Don Manuel, finca Las Nubes, Tolima, fermentado 72 h”.
📦 ¿Dónde se ve?
- En etiquetas de café de especialidad.
- En sistemas digitales de blockchain o QR donde escaneás y ves todo el recorrido.
- En subastas y competencias (Cup of Excellence, por ejemplo).
En resumen: la trazabilidad es el ADN del café. Cuanto más alta es, más sabés lo que estás tomando, de dónde vino y por qué vale lo que vale.