Chemex: la elegancia del filtrado lento

El Chemex es uno de los métodos de filtrado más icónicos, no solo por su diseño elegante, sino por la taza limpia, suave y compleja que produce. Fue inventado en 1941 por el químico Peter Schlumbohm y aún hoy se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York por su valor estético y funcional.

Lo que diferencia al Chemex de otros métodos de vertido es su filtro: más grueso que el de otros sistemas, retiene más aceites y partículas sólidas, resultando en una infusión muy limpia, ligera y brillante. Esto lo convierte en una excelente opción para cafés con notas florales, cítricas o vinosas, donde se quiere destacar la acidez y la claridad.

El Chemex puede venir en diferentes tamaños, ideal para preparar desde una sola taza hasta café para varios comensales. La molienda debe ser más gruesa que la del V60, similar al azúcar gruesa o sal marina. Se recomienda una proporción de 1:15 o 1:16 (por ejemplo, 30 g de café por 450 ml de agua) y un tiempo total de entre 4 a 5 minutos.

Uno de los desafíos del Chemex es lograr una extracción pareja, ya que el agua pasa con más lentitud debido al grosor del filtro. Esto exige verter el agua en espiral con mucha precisión, evitando que el café se acumule en una zona del cono.

En resumen, el Chemex es ideal para quienes buscan una experiencia refinada y disfrutan del ritual pausado del café. Es una forma de arte que transforma la preparación en un acto casi ceremonial.