☕ Errores comunes
1. Café viejo o mal conservado
El espresso necesita café fresco, recién molido y bien conservado. Si usás café molido que lleva días abierto o guardado en un frasco sin sello hermético, ya perdiste gran parte del aroma y aceites esenciales.
2. Molienda incorrecta
Una molienda muy gruesa hace que el agua pase demasiado rápido: el espresso sale aguado y sin cuerpo. Una molienda muy fina genera sobreextracción: sabor amargo, a quemado, y sin crema. La molienda ideal es fina como sal de mesa, y debe ajustarse a tu máquina.
3. Tampado sin presión o desigual
El café en el portafiltro debe comprimirse con presión firme y nivelada. Si lo hacés muy suave o inclinado, el agua buscará el camino más fácil (“canalización”) y no extraerá parejo. Usá un tamper y aplicá unos 15-20 kg de presión de forma uniforme.
4. Tiempo de extracción incorrecto
Un espresso bien calibrado debería tomar entre 25 y 30 segundos desde que comienza a salir el café. Si tarda 10 segundos, estás subextrayendo. Si tarda 45, sobreextraés. Ajustá la molienda, la dosis o el tampado para corregirlo.
5. No purgar la máquina antes
Antes de poner el portafiltro, es clave hacer un breve disparo de agua caliente para limpiar los restos anteriores y estabilizar la temperatura. Si no lo hacés, podés afectar el sabor y provocar una primera inyección de agua demasiado fría o sucia.
6. Máquina sin mantenimiento
La máquina debe limpiarse con regularidad. Si los filtros, el cabezal o la ducha tienen restos de café viejo, eso va directo a tu taza. Además, el sarro acumulado en los conductos afecta la presión y la temperatura del agua.
🧠 Conclusión
El espresso no perdona descuidos. Es el método que más recompensa la técnica y la constancia. Pero con atención a estos puntos, incluso en casa podés lograr tazas excelentes, dignas de una cafetería.
