Del campo de batalla a las cocinas del mundo, el café instantáneo revolucionó la forma en que millones lo consumen.
¿Qué es el café instantáneo?
El café instantáneo es un extracto seco de café que se disuelve en agua caliente al instante. Aunque hoy muchos lo consideran una opción rápida (y a veces menos valorada), su historia está ligada a la innovación, la guerra y la industria alimentaria.
Los primeros intentos
El primer café soluble registrado apareció en 1881 en Francia, pero fue el químico neozelandés David Strang quien, en 1890, patentó un método industrial de deshidratación en polvo. Sin embargo, el gran avance llegó en 1901, cuando el químico japonés Satori Kato, afincado en Chicago, presentó su versión en la Feria Panamericana. Su café soluble fue uno de los primeros en comercializarse con éxito.
Nescafé y la masificación
El verdadero punto de inflexión fue en 1938, cuando Nestlé lanzó Nescafé tras varios años de investigación con el gobierno brasileño, que buscaba conservar excedentes de producción. El nuevo producto usaba un proceso de secado por pulverización y fue un éxito inmediato.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército de EE.UU. distribuyó grandes cantidades de café instantáneo a sus tropas por su facilidad de transporte y preparación. Esto disparó su popularidad en todo el mundo. De la guerra al desayuno
Después de la guerra, el café instantáneo se convirtió en un ícono de practicidad. En las décadas del 50 y 60, se volvió común en hogares, oficinas y estaciones de servicio. Las marcas proliferaron, y aparecieron nuevos métodos de fabricación, como la liofilización (freeze-drying), que mejoró la calidad del sabor.
Revalorización actual
Aunque muchos aficionados al café lo han despreciado durante años, en la actualidad hay un resurgir del café instantáneo premium. Algunas marcas ofrecen cafés solubles elaborados con granos de especialidad y métodos que conservan mejor los aromas.